Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
La tarjeta de crédito es una herramienta muy versátil para gestionar las financias familiares ya que brindan una amplia gama de ventajas que, al usarlas con responsabilidad, se evita la carga excesiva en el presupuesto mensual; permite afrontar gastos imprevistos, pagar en cuotas con o sin interés y aprovechar beneficios como descuentos o puntos. Por otra parte, un uso poco responsable se puede traducir en un problema al momento de pagar el resumen por lo que es necesario refrescar algunos conceptos básicos y tenerlos siempre a mano. El objetivo: no resentir la economía familiar. Según el Banco Central de la República Argentina existían, a marzo de 2020, 6.366.339 titulares de tarjetas de crédito públicas con 8.491.312 plásticos en el mercado local. La misma entidad aporta otro dato estadístico que data de mediados de 2019: Argentina y Turquía son los únicos países donde los adultos utilizan en mayor medida la tarjeta de crédito que la de débito.
Ediciones atrás, RePro Digital contó en esta infografía (VER NOTA) detalles sobre el nacimiento de la tarjeta de crédito y cómo su uso se fue adaptando a los tiempos. Es hora de hacer hincapié en algunos puntos básicos sobre el uso diario del plástico y sus consecuencias.
La tarjeta de crédito es una herramienta muy versátil para gestionar las financias familiares ya que brindan una amplia gama de ventajas que, al usarlas con responsabilidad, se evita la carga excesiva en el presupuesto mensual; permite afrontar gastos imprevistos, pagar en cuotas con o sin interés y aprovechar beneficios como descuentos o puntos.
Según el Banco Central de la República Argentina existían, a septiembre de 2020, 5.408.004 titulares de tarjetas de crédito públicas con 8.731.103 plásticos en el mercado local, y si bien, según el Informe de Inclusión Financiera 2020 del BCRA, las operaciones realizadas mediante tarjetas de crédito cayeron en cantidades en el periodo de marzo a junio, se incrementaron los montos operados por persona adulta.
Por otra parte, un uso poco responsable se puede traducir en un problema al momento de pagar el resumen por lo que es necesario refrescar algunos conceptos básicos y tenerlos siempre a mano. El objetivo: no resentir la economía familiar.
Cuando se abona sólo el pago mínimo el saldo se traslada al próximo mes con una tasa de interés (actualmente la tasa máxima determinada por el BCRA es de 43% anual). Al igual que con el resto de los créditos hay costos adicionales a la tasa de interés como por ejemplo impuestos, gastos administrativos o seguros. Todos estos puntos es lo que se conoce como Costo Financiero Total (CFT) y varían según el banco.
Por esta razón es recomendable realizar el pago total que no genera interés. El mismo se calcula con todos los gastos del mes más los cargos de mensualidades sin intereses. Si se liquida el total de este pago antes de la fecha límite se evitan los recargos por morosidad.
Al pagar con tarjeta de crédito se pueden aprovechar diversos beneficios como descuentos, cuotas sin interés o puntos canjeables por productos o millas. Pero cuando los consumos son mucho más elevados que los ingresos, resulta inevitable financiar una parte del resumen y ese costo adicional puede llegar a ser mayor al beneficio obtenido al realizar la compra.
En este caso entran en juego algunos cargos que pueden hacer caer aquel aparente ahorro aprovechado por promoción. Si bien depende de cada banco o tarjeta, se le puede cobrar al usuario una anualidad o cuota fija cada año.
En cambio las comisiones se pueden cobrar por retirar efectivo de la tarjeta, consultar el saldo, o usar el home banking, por lo que es importante conocer exactamente cuáles y de cuánto son las comisiones. Y finalmente los cargos moratorios: se cobran únicamente en caso de que haya pasado la fecha límite de pago y que no se haya pagado una cantidad igual o superior al pago mínimo.
Lo que se debe tener siempre en mente son las fechas de cierre y pago ya que si se hacen compras en los días siguientes a la fecha de cierre, es decir, al inicio de un nuevo periodo, se tendrán alrededor de 40 días para liquidar este pago (los 30 días del período y los 10 días para pagar antes de la fecha límite de pago).
Por otra parte, si se realizan compras días antes de la fecha de cierre, esto es al finalizar el período, se tendrá menos tiempo para pagar, solamente los días entre la fecha de cierre y la fecha límite de pago.
Especialistas en finanzas personales recomiendan no llevar más de una tarjeta de crédito en la billetera para que la acción de gastar de más no encuentre respaldo. Aceptar la menor cantidad de plásticos para que sea más sencillo llevar las cuentas claras parece ser un método razonable. Utilizar más de una tarjeta genera más gastos de mantenimiento, renovación y comisiones, dependiendo de las características del producto y el paquete que la persona haya contratado con el Banco emisor.
Y otro detalle no menor: al tener los consumos repartidos en dos plásticos es más difícil llevar un control de los gastos acumulados. Por eso, es imperioso organizar las compras con un presupuesto, enfrentando los ingresos versus los compromisos de pago y antes de adquirir un artículo preguntarse sobre la necesidad real y, lo que es más importante, si se podrá pagar al vencimiento del próximo resumen.
Dicho lo anterior, se sugiere planificar los consumos con la tarjeta dentro de un presupuesto global. Incluir a la tarjeta de crédito en un presupuesto que estime ingresos y gastos es fundamental para organizar las finanzas personales. Generalmente se efectúa este cálculo mentalmente y de forma estimativa, pero lo ideal es llevar un registro a través de una planilla o una simple libreta.
La capacidad de ahorro mensual es un buen parámetro para evaluar hasta dónde gastar con la tarjeta, porque si los consumos superan ese límite habrá que ajustar en otros rubros o refinanciar una parte del resumen.
Un punto que no puede faltar en la planificación financiera personal relacionada al uso de tarjetas de crédito es tener un límite de crédito de acuerdo a las posibilidades de pago: lo ideal es no llegar a utilizar el máximo permitido sobre todo cuando se tiene más de un plástico.
Una herramienta poco utilizada es la posibilidad que ofrecen las tarjetas de extraer dinero a través de un cajero automático. Se la denomina adelanto de efectivo y no proviene de la cuenta del usuario, sino que es un préstamo que brinda la propia tarjeta: la tasa está actualmente regulada por el BCRA que la fijó en 43% anual.
Financiarse de esta manera suele ser más costoso que obteniendo un adelanto de haberes o un crédito personal, operaciones que también se pueden realizar desde el cajero automático o a través del home banking.